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  • Prosperidad Precaria

    Parte: 1, 2, 3, 4


    Jornaleros esperan cerca de Home Depot, una cadena de tiendas de mejoras para el hogar, con la esperanza de encontrar trabajo para el día.
    Foto de David McNew/Getty Images

    Sin embargo, si bien los economistas y empleadores celebran la llegada de inmigrantes de todo tipo, los críticos señalan que los inmigrantes ilegales quitan puestos de trabajo y tiran abajo los salarios, especialmente para los nativos que han abandonado la escuela secundaria. No puede ser una coincidencia que la oferta de trabajadores inmigrantes ilegales con escasa educación se elevara desde 1980 en tanto que los salarios de quienes abandonaron los estudios secundarios (ajustados por inflación) cayeran un -1.6 por ciento entre 1979 y 1989, -0.6 por ciento entre 1989 y 2000, y aumentara 0.5 por ciento entre 2000 y 2007, según el Economic Policy Institute (Instituto de Política Económica), un centro de investigación política de Washington. Para poner estos números en contexto, notemos que, durante los mismos períodos, los salarios de los graduados universitarios subieron a una tasa anual promedio del 0.4 por ciento, 1.3 por ciento y 0.4 por ciento.

    "Es nada más que el libre juego de la oferta y la demanda", afirma Jeffrey Grogger, profesor de política urbana de la Escuela Harris de Normativa Pública de la Universidad de Chicago. "Si uno tiene más mercaderías, para poder venderlas, tiene que bajar el precio. La mercadería en este caso es la mano de obra y cuando se amplía la oferta de mano de obra, por la llegada de inmigrantes o por lo que sea, se supone que cae el precio de la mano de obra, al que nosotros nos referimos como el salario.

    La lógica económica del "shock de la oferta" del inmigrante legal y el ilegal sobre el salario del trabajador estadounidense nativo con escaso nivel de educación es convincente. El problema es que los datos no parecen confirmar una conclusión tan definitiva. Para considerar tan solo uno de los ejemplos de investigación, desde 1980 el salario promedio aumentó el 16 por ciento y el salario de las personas que abandonaron la escuela secundaria se mantuvo un 25 por ciento por debajo de ese parámetro. Sin embargo, la llegada a los Estados Unidos de trabajadores inmigrantes con escaso nivel de educación explica a lo sumo del 1 por ciento al 4 por ciento de esa brecha salarial, calcula Giovanni Peri, economista de la Universidad de California en Davis. Por supuesto, no todos los economistas están de acuerdo con esa conclusión. Sin embargo, después de haber analizado varios estudios, es sorprendente ver qué pequeño parece ser el impacto general de los inmigrantes sobre el salario de los trabajadores estadounidenses.

    ¿Cómo es posible? La razón principal es que la torta económica se expande con el tiempo. Los inmigrantes son una parte dinámica de la economía que crea nuevos puestos de trabajo, nuevos emprendimientos, nuevos consumidores y nuevas oportunidades. El efecto es visible en barrios como Lake Street y en todo el territorio nacional. Las compañías se pueden dar cuenta de que disponen de una fuerza de trabajo para expandirse y por lo tanto invierten en nuevas maquinarias e instalaciones. Las familias de clase media pueden pagar servicios de paisajistas, cuidado de niños, atención domiciliaria de la salud y otros servicios que otrora sólo los muy adinerados podían pagar. Esto les permite dedicarse con más atención a la familia y al desarrollo profesional.

    El efecto salarial está probablemente apagado por la naturaleza limitada de la competencia entre muchos inmigrantes poco calificados y los estadounidenses con escaso nivel educativo. Muchos inmigrantes ilegales no hablan inglés por tanto no pueden buscar los mismos empleos que el trabajador norteamericano nativo. La mano de obra no calificada es relativamente escasa en los Estados Unidos también, con una proporción de trabajadores nativos sin diploma de escuela secundaria que descendió del 50 por ciento en 1960 al 12 por ciento, indica Gordon Hanson, economista de la Universidad de California en San Diego.

    Los salarios y los empleos son sólo un aspecto de la repercusión negativa. Existe una fuerte opinión de que la actual ola de inmigrantes no se está integrando a la sociedad como lo hacían las generaciones anteriores. En lugar de un crisol de razas, se sostiene que los Estados Unidos se están convirtiendo en una sociedad con enclaves étnicos balcanizados. "Poner fin a la inmigración masiva no garantiza el restablecimiento de una cultura cívica común, pero continuar con la misma política sí garantiza que fracasará cualquier intento por llegar a un restablecimiento de ese tipo", escribe Mark Krikorian en The New Case Against Immigration: Both Legal and Illegal (El nuevo caso contra la inmigración: tanto legal como ilegal) (Sentinel, 2008).

    El temor por una balcanización étnica parecería exagerado. Sí, el español es el idioma común en los barrios de residentes mexicanos. La conversación diaria en varias comunidades chinas se desarrolla en idioma chino. Sin embargo, cada generación se ha quejado de que los recién llegados -ya sean irlandeses, italianos, alemanes o polacos- no se integraban como lo habían hecho sus antepasados extranjeros.

    "Si uno quiere aprender una buena lección de historia, debe leer lo que fue escrito sobre los inmigrantes de las décadas de 1880 a 1930", señala el economista David Card. "Dijeron: 'Solíamos tener inmigrantes que hablaban inglés; ahora recibimos alemanes y gente aún peor de Europa central'. Estas eran palabras en clave para referirse a los inmigrantes judíos y a los católicos. 'Nunca se integrarán'. Por supuesto, todos se integraron. Estaban hablando sobre los abuelos de hoy en día".


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