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    Parte: 1, 2, 3, 4


    Más de 18.000 personas juran como ciudadanos de los Estados Unidos durante las ceremonias de naturalización en el Centro de Convenciones de Los Angeles, California.
    Foto de David McNew/Getty Images

    Hay una nueva Revolución Americana en marcha. Desde 1980, alrededor de 39 millones de extranjeros ingresaron al país para quedarse. No pasará mucho tiempo para que la población del país nacida en el extranjero supere el nivel histórico del 14.7 por ciento alcanzado en 1910, cuando la Isla Ellis y la Estatua de la Libertad guiaban a "las hacinadas multitudes anhelantes de respirar en libertad" que venían de Europa.

    Con cifras como ésta, no es de sorprenderse que haya comenzado una ofensiva contra los inmigrantes. El temor abrigado por años de que las fronteras eran demasiado permeables aumentó dramáticamente después del 11 de septiembre. Lou Dobbs, reportero de la CNN, castiga sistemáticamente a los inmigrantes por todo lo que sucede, desde hechos delictivos hasta por la destrucción del sustento de la clase media estadounidense. Las milicias de voluntarios patrullan la frontera con México. Los obreros calificados hacen lobby contra la llegada de inmigrantes calificados contratados por las empresas. Los estados toman medidas severas con los empleadores que contratan inmigrantes ilegales y el gobierno federal invierte miles de millones de dólares en la construcción de un muro a lo largo de la frontera entre México y los Estados Unidos. El receso de la economía aumenta la tensión, con el estancamiento del salario, la dificultad para conseguir empleo, el aumento del desempleo y el recorte de los servicios sociales.

    La reacción más violenta castiga a los inmigrantes ilegales, especialmente a los hispanos que llegaron con un coyote (contrabandista de inmigrantes ilegales) en lugar de una visa. Se calcula que hay unos doce millones de inmigrantes ilegales, indocumentados, no autorizados -elija el término que prefiera- viviendo en los Estados Unidos. Como los hispanos representan el 75 por ciento de los inmigrantes ilegales, el deseo de retirar la alfombra de bienvenida y la palabra "latinos" se han convertido en sinónimos.

    En términos generales, se cree que los inmigrantes ilegales constituyen una fuente de agotamiento de los recursos económicos de los Estados Unidos. Es posible que eso sea cierto a corto plazo, por lo menos en algunas regiones del país. Pero a largo plazo, las pruebas sugieren con bastante credibilidad que los inmigrantes -ilegales o no- traen muchos más beneficios para la economía del país que el costo que le ocasionan.

    Sin duda, la economía es únicamente uno de los puntos de vista desde el cual medir el impacto de la inmigración legal e ilegal. La seguridad nacional es otro. Al igual que la ciudadanía y la cultura. Sin embargo, durante el encendido debate en torno a la inmigración en los últimos años, el aporte económico de la inmigración legal e ilegal ha sido subestimado en gran medida.

    Consideremos la economía de alta tecnología del país. En gran parte ha prosperado gracias al aporte de extranjeros altamente calificados. Las industrias de avanzada del país, desde semiconductores a biotecnología, dependen de científicos, ingenieros y empresarios extranjeros para seguir manteniendo su nivel de competitividad. Por ejemplo, más del 25 por ciento de los premios Nobel recibidos por Estados Unidos en el campo de las ciencias naturales --la física, la química y la medicina-- correspondieron a extranjeros. Aproximadamente el 20 por ciento de las personas con maestrías y doctorados que se desempeñan como gerentes, científicos e ingenieros son inmigrantes. Entre 1995 y 2005, en Silicon Valley , región de alta tecnología, el porcentaje de empresas emergentes puestas en marcha por inmigrantes alcanzó el 52 por ciento del total de compañías nuevas, según los académicos Vivek Wadhwa, Annalee Saxenian, Ben Rissing y Gary Gereffi. Las diásporas de inmigrantes de India, Asia, América Latina y otros países han impulsado notablemente las exportaciones de los Estados Unidos.

    Por supuesto, los inmigrantes calificados y con buen nivel educativo son legales por lo general. Sin embargo, los inmigrantes ilegales también realizan aportes significativos a la economía, tanto como los de menor nivel educativo. Son trabajadores, consumidores, comerciantes y hasta contribuyentes. Los empresarios inmigrantes, ya sea el almacenero de la esquina o el constructor local, crean puestos de trabajo y revitalizan los barrios. Los obreros inmigrantes son fundamentales para la construcción, la industria alimenticia y los servicios de limpieza. A pesar de la creencia generalizada, las ciudades con gran cantidad de inmigrantes han visto crecer la base imponible per cápita, dice David Card, economista de la Universidad de California en Berkeley.

    Usted podrá comprobar el impacto que han tenido los inmigrantes si transita por las calles de Lake Street en Minneapolis. Veinte años atrás, la arteria urbana atravesaba algunos de los barrios más violentos y empobrecidos de la ciudad. Muchas tiendas mostraban sus vidrieras tapadas con tablas. El tráfico de drogas, la prostitución y otros delitos estaban a la orden del día. Cuando Ramón León, director ejecutivo del Centro de Desarrollo Económico Latino de Lake Street (Latino Economic Development Center), empezó a trabajar en Lake Street, allá por 1991, "la situación era muy difícil", recuerda. "Todo el mundo se iba y nadie quería vivir aquí".

    León dice que en 1994 se inauguró la primera tienda de propiedad de un latino en Lake Street. Los alquileres y las viviendas económicas atrajeron a empresarios y familias de origen hispano. Para el año 2008, principalmente gracias al flujo de inmigrantes latinos, la vida comercial en Lake Street está en pleno auge y los barrios se poblaron de familias de clase trabajadora. Muchas de esas familias son latinos indocumentados o familias latinas numerosas en las que hay residentes legales e ilegales. Se calcula que hasta un 40 por ciento de las familias de origen latino de Lake Street está integrado por personas indocumentadas. Pero con papeles legales o sin ellos, estas personas contribuyen al desarrollo económico. "El poder de compra de los latinos es inmenso", dice Leon, que llegó en forma ilegal al país pero que ahora es un inmigrante legal después de la sanción de la ley de 1986 Immigration Reform and Control Act (Ley de Reforma y Control Inmigratorio) del gobierno de Reagan.

    Tiene razón. Los hispanos representan el 15 por ciento de la población de los Estados Unidos. Los economistas de la banca de inversión Goldman Sachs calculan que los hogares hispanos aumentarán su consumo a unos $691 mil millones en 2010 comparado con los $500 mil millones de 2005.


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